En general, tanto los filósofos presocráticos como Sócrates consideraron que los sentidos resultaban engañosos como fuente de conocimiento. Sostuvieron que la razón era la única herramienta útil para conocer la realidad. Platón llegó a afirmar que la verdadera realidad, la causa última de los seres del mundo físico, no es sensible, sino inteligible, es decir, que ni siquiera se puede captar con los sentidos.
Frente a ellos, Aristóteles mostró un mayor aprecio por el papel de los sentidos en el conocimiento. Aun cuando coincide con Platón al afirmar que el conocimiento científico tiene por objeto lo universal, se aparta de él al sostener que lo universal solo existe de forma inmanente en los seres particulares. La forma de las sustancias individuales es universal y puede ser objeto de conocimiento. De aquí se derivan dos consecuencias importantes:
*todo conocimiento debe comenzar con la intuición sensible, que nos pone en contacto con los seres particulares,
*el conocimiento científico es posible porque el entendimiento puede captar la forma o esencia universal de los seres, que solo existe formando parte de ellos.
1.El entendimiento humano
El entendimiento es la facultad cognitiva superior capaz de alcanzar el conocimiento de lo universal. Sin embargo, para que este se encuentre en disposición de acceder a ese objeto de verdadero conocimiento, son necesarios unos pasos previos a cargo de otras facultades cognitivas:
-La sensibilidad. Proporciona información de la realidad gracias a los cinco sentidos y al sentido común, encargado de captar aquello que no es exclusivo de ninguno de los sentidos en particular- como, por ejemplo, el movimiento o el tamaño-.
-La fantasía. Permite agrupar diversas sensaciones, en una imagen unitaria.
-La memoria. Es la facultad que se ocupa de almacenar y conservar tanto las huellas de nuestras sensaciones como las imágenes formadas por la fantasía.
Cualquier imagen elaborada por la fantasía y almacenada en la memoria posee la forma o esencia universal, de modo que puede ser conocida. En este sentido, el universal como objeto de conocimiento está en potencia en la imagen. Al mismo tiempo, el entendimiento posee la capacidad de conocer o, lo que es lo mismo, está en potencia de conocer ese universal.
El conocimiento se produce cuando ambas potencias, la de conocer que posee el entendimiento, y la de ser conocido que tiene el universal al hallase en la imagen de la fantasía, pasan a estar en acto. Ahora bien, según Aristóteles, nada pasa de la potencia al acto si no es por algo que está ya en acto. Esto le lleva a afirmar la existencia de dos formas o tipos de entendimiento:
-Entendimiento paciente o en potencia. Es el encargado de recibir la forma universal contenida en la imagen y convertida ya en concepto, que es captado y poseído en acto por este entendimiento.
-Entendimiento agente o en acto. Es una especie de luz intelectual que ilumina las imágenes y extrae de ellas la forma universal. Esa extracción equivale a una especie de separación de la forma respecto de la materia, que queda cognoscitivamente desligada de ella. Valga como analogía de la acción del entendimiento agente el ejemplo de la luz de un foco (entendimiento agente): al iluminar las cosas, hace que el ojo (entendimiento paciente) pueda ver los colores en acto que a oscuras estaban solo en potencia en los objetos, como en potencia se hallaba también en el ojo la capacidad de verlos.
2.Grados de conocimiento
Aristóteles distinguió tres grados o tipos fundamentales de conocimiento específicamente humano:
*Empeiría. Es lo que entendemos por experiencia, en el sentido que empleamos el término cuando alguien ha vivido mucho. Se trata del conocimiento que es fruto de la familiaridad con un tipo de cosas que nos permite aplicarlo a lo concreto. La empeiría no nos ofrece el qué ni el porqué de las cosas, y por este motivo no se puede transmitir; tan solo es posible poner a otro en condiciones de adquirir esa misma experiencia.
*Tékhne. Es un grado de conocimiento más elevado. Se trata del arte en su sentido tradicional; es un saber hacer. Pensemos en la doctora que conoce el arte de curar. Por la experiencia, cualquiera puede saber que una enfermedad se cura con un determinado fármaco. Sin embargo, solo a un doctor o una doctora se le reconoce la autoridad de detectar los síntomas y sugerir los modos de curación. Esto se debe a su conocimiento de la generalidad de los casos de enfermos y enfermas que han padecido esa misma enfermedad. El arte (tékhne) constituye el primer paso en el conocimiento de lo universal y, por eso, se puede enseñar. Lo individual, por su parte, solo puede verse o mostrarse.
*Sophía. Es el paso definitivo en el conocimiento de lo universal. Es la sabiduría, esto es, el saber de las cosas por sus primeros principios y por sus primeras causas. Una vez conocidas estas causas, es posible la ciencia demostrativa, que recurre al silogismo como procedimiento para obtener conocimiento verdadero. Ahora bien, precisamente estos primeros principios no son demostrables; solo es posible llegar a su conocimiento a través de la intuición intelectual, que consiste en la captación inmediata por el entendimiento de verdades tan evidentes que resultan indudables. Según Aristóteles, el primero de estos principios- que es la base de todo conocimiento, puesto que lo presupone siempre- es el principio de no contradicción. Este principio establece que es imposible que un mismo atributo se dé y no se dé simultáneamente en el mismo sujeto y en un mismo sentido.
3.Clasificación de los saberes
Aristóteles fue un pensador sistemático. Al igual que su maestro, no limitó su dedicación a un único ámbito del saber, pero, a diferencia de Platón, escribió tratados específicos para cada uno de los saberes a los que dedicó su atención. En consonancia con ese planteamiento, consideró necesario ordenar y clasificar las distintas ciencias concebidas como saberes rigurosos que versan sobre un objeto bien definido.
Aristóteles estableció la existencia de tres grandes ámbitos del saber:
*Saberes teóricos. Tienen por objeto el conocimiento del ser de aquellas cosas que no pueden ser de otra manera y que no dependen de la voluntad humana para ser como son. Quienes se dedican a este tipo de saberes persiguen como único objetivo la verdad y no les cabe esperar otro beneficio que su mera contemplación. Que son saberes superiores queda acreditado, según Aristóteles, precisamente por esta carencia de utilidad práctica. Han de ser extremadamente valiosos, dado que se cultivan sin proporcionar ningún beneficio más allá del propio conocimiento. Son saberes teóricos la matemática, la física y la filosofía primera o metafísica.
*Saberes prácticos. Se ocupan de nuestra conducta, que tratan de orientar hacia el bien como su objetivo último. El cultivo de este tipo de saberes nos ayuda a captar qué debemos hacer para tener la posibilidad de que nuestra vida sea buena y justa. Aristóteles incluyó entre los saberes prácticos la ética, la política y la economía, si bien esta última no la cultivó.
*Saberes productivos. Abarcan saberes que atienden a la producción de aquello que es necesario para la vida. Su contenido consiste en proporcionar las orientaciones y regular los procedimientos para producir aquello que es necesario de modo que se obtenga el mejor resultado. Su objetivo, por tanto, es el beneficio que obtiene quien se dedica a este tipo de saberes. Aristóteles le dedicó dos de sus obras: Retórica y Poética. También incluye aquí todos los saberes técnicos, a los que personalmente no dedicó atención.
Los saberes teóricos y prácticos están vinculados con la sophía: los teóricos porque exigen el conocimiento de las primeras causas y los primeros principios de lo real, y los prácticos porque requieren conocer los primeros principios que deben gobernar nuestra conducta. Sin embargo, los saberes productivos están ligados a la tékhne como saberes técnicos que son.
(Francisco Ríos Pedraza. Historia de la Filosofía. 2 Bachillerato. Editorial Oxford. Madrid. 2023)