- LA EXPLICACIÓN METAFÍSICA DE LA REALIDAD.
La metafísica es la parte más abstracta de la filosofía. Su dominio es amplio y ambiguo. Bajo este término se acogen diversas significaciones que surgen a partir de diversas preguntas a lo largo de la historia:
*¿Existe alguna realidad más allá de la que captamos por los sentidos?
*¿Existe algo de nosotros que es inmortal?
*¿Existe el principio de todo? ¿Y una meta? ¿Y un sentido?
*¿Existe el destino?
Todas estas preguntas difíciles no han sido suficientemente aclaradas por su dificultad a pesar de que a lo largo de la historia del pensamiento se han trabajado duramente.
1.1. Origen y función de la metafísica.
A pesar del reiterado anuncio de la desaparición de la metafísica, cabe que nos preguntemos por su origen y su utilidad. Desde ese punto de vista podemos reconocer que la metafísica nace de una peculiar tendencia o necesidad humana: la de abstraernos del mundo sensible.
En su recorrido, la metafísica parece haber servido para que los seres humanos hayamos sido capaces de ir “más allá” de nuestra experiencia sensible, para abstraernos del mundo material, para explorar (a través de nuestra razón) nuevos mundos y para no perder nuestra capacidad de asombro y de indagación intelectual ante lo desconocido. Ese “abstraerse” de la realidad cotidiana ha facilitado también que se haya profundizado y agudizado nuestra capacidad de abstracción; esto es, nuestra tendencia a identificar lo común a pesar de las diferencias y de buscar, más allá de las meras apariencias, una añorada verdadera realidad. Permite, por ello, racionalizar la realidad y buscar un conocimiento más seguro y profundo de ella.
Desde un punto de vista histórico, Aristóteles ha sido considerado el fundador de la metafísica. Sin embargo, él mismo indicaba que el origen de ese saber se debía situar en tiempos anteriores. Mencionaba a los presocráticos y, en especial, se refería a los pitagóricos para indicar su influencia en Platón, quizás el primer gran pensador metafísico, por su clara defensa de un mundo más allá del mundo sensible.
1.2. ¿Qué es la metafísica?
La metafísica acabó definiéndose como el estudio del “ser en cuanto ser”, esto es, el estudio de la esencia de la realidad y de sus propiedades, así como el estudio de sus principios y causas. Se convirtió en un saber sobre lo suprasensible, sobre lo trascendente.
Lo trascendente es todo aquello que sobrepasa o está más allá del límite de posibilidades de un ser o que supera los límites de todo conocimiento posible; esto es, todo aquello que excede los límites de una facultad humana, o de todas ellas, o del ser humano mismo.
Lo opuesto a lo trascendente es lo inmanente, que es todo aquello que está inseparablemente contenido o implicado en la naturaleza propia de un ser, o todo aquello que puede entenderse sin ir más allá de la experiencia sensible.
Ante esta definición tan amplia hay especialistas que prefieren acotarla un poco más dando cuatro perspectivas:
a) La metafísica es una actitud que tiene que ver con la apertura a lo trascendente, una apertura a un mundo “más allá”, desconocido. En este sentido, el origen de la metafísica se puede situar en el momento en el que, en su evolución como especie, los seres humanos muestran indicios de una creencia en un mundo “más allá”. Esa actitud da lugar a una apertura hacia una realidad trascendente (anterior y superior a la realidad sensible), hacia una vaga idea de divinidad.
Esta actitud la encontramos ya en el Homo Sapiens con sus enterramientos, en el antiguo Egipto y en los mitos griegos.
En este estadio evolutivo de la humanidad vemos una preocupación por la inmortalidad en los seres humanos, que acabará expresándose a través del concepto de alma como expresión de la existencia de una realidad trascendente, y la idea de un ser superior con poderes sobrenaturales, expresada a través de la idea de Dios como búsqueda del principio del poder de la naturaleza.
b) La metafísica es la ciencia primera. El término fue acuñado alrededor del año 70 a. C. por el filósofo griego Andrónico de Rodas cuando recopiló y editó los catorce libros de Aristóteles que se encontraban “después de física” (meta significa “después” en griego). Fue una nomenclatura casual. ¿De qué trataban estos libros? Trataban de buscar la “primera ciencia”, que podemos llamar filosofía primera, encargada de dos cosas: comprender cuáles eran los atributos del ser (esto se denominó ontología) y, de un modo más general, buscar cuáles eran los primeros principios que lo componían (a lo que llamamos teología natural).
c) Es el estudio de la totalidad, es decir el conjunto de la realidad, son aquellas teorías que buscan los vectores comunes de pensamiento que dominan una determinada época histórica o una determinada colectividad. Se identifica con la idea de cosmovisión.
d) Es una reflexión antropológica porque procura determinar los rasgos que sitúan a la naturaleza humana en un lugar más elevado respecto al resto de los seres naturales. De ahí la reflexión acerca de un tipo o modo de conocimiento propio y exclusivo de los seres humanos a través de su intuición o conciencia, o la idea de una libertad como explicación y garantía de una existencia plenamente humana, o el análisis acerca de la cuestión sobre el sentido de la vida o de la muerte.
- SU OBJETO DE ESTUDIO.
2.1. El ser y la realidad: ontología.
¿Podemos considerar que lo que captamos por los sentidos es verdadero, o es una ilusión, como en la película “El show de Truman”? La ontología se constituye ante estas preocupaciones humanas en el siglo XVII y que, en palabras de Leibniz, será “la ciencia de lo que es y de la nada, del ente y del no ente, de las cosas y de sus modos, de la sustancia y del accidente”.
2.1.1. El comienzo de la ontología.
El análisis reflexivo, racional, acerca del ser y de la realidad tiene como punto de partida dos posiciones:
*Oposición apariencia/ realidad. Apariencia significa “el aspecto” que ofrece una cosa cuando se manifiesta, cuando se presenta a la vista. En este sentido, la apariencia de una cosa puede significar su realidad total (pues así se manifiesta) o la manifestación de tan solo algún aspecto de su realidad. Pero también puede significar que la apariencia de una cosa es distinta de su realidad, y que incluso puede ocultar la “verdadera realidad”.
Este último sentido es el que ha predominado y ha supuesto la primera distinción metafísica, pues exige pensar que existe algo “más allá” de la mera apariencia, algo que le sirva como fundamento, causa u origen, y que expresa una verdad más sólida que la nacida en los sentidos.
*Oposición (ser/ devenir). Devenir expresa la idea fundamental de transformación, de movimiento y de cambio; especialmente designa las distintas formas de “llegar a ser”, de “ir siendo”, de “cambiarse”. Este “constante fluir”, que defendía Heráclito, expresaba la constante lucha en la naturaleza y la imposibilidad de encontrar una realidad absolutamente inmutable.
2.1.2. La definición de ser.
Para Aristóteles el ser se dice de muchas modos. Esto significa que no es un vocablo unívoco. Pero tampoco es equívoco, es un término análogo porque expresa en cierto sentido cosas comunes y en otro sentido cosas distintas. En primer lugar, cabe decir que podemos distinguir dos usos o significaciones básicas de la palabra ser:
*El uso predicativo es cuando se atribuye al sujeto de una proposición una determinada cualidad. Por ejemplo, “Sócrates es hombre”. Aquí el problema se sitúa en la significación de ese “es” respecto a las relaciones entre el sujeto y el predicado de la oración.
*El uso existencial. Se puede expresar simplemente la existencia o la presencia de un objeto, pero también puede quererse indicar el reconocimiento identificativo de un objeto como tal. Por ejemplo, cuando declaramos que “Sócrates es” apuntamos a la realidad de la existencia de Sócrates. Desde este uso existencial, a su vez, distinguimos entre “existencia” en general y “existencia privilegiada”, esto es, la existencia primaria y fundamental de la cual dependen todas las manifestaciones de ese ser.
Dentro de este contexto, aparece el denominado “problema del ser”: indagar si hay un significado primario del “ser”; esto es, en primer lugar, descubrir si existe un significado que exprese mejor que los otros el modo de existencia de ese ser; y, en segundo lugar, si los otros significados de ese ser se pueden reducir a ese significado primario y fundamental. De ahí nacerán las ideas de sustancia y accidentes.
2.1.3. La sustancia y los accidentes del ser.
Etimológicamente, sustancia deriva del verbo latino “substare”, que quiere decir “estar debajo” o “ser soporte” de algo. Podemos preguntarnos pues “¿de qué es soporte la sustancia?”; “de los accidentes” sería la respuesta a esa pregunta. Los accidentes son las diversas cualidades de los cuerpos. Necesitan de la sustancia, pues no tienen consistencia por sí mismos, es decir, tienen que estar “en otro”. Así pues:
*La sustancia es “lo que un ser no puede no ser”; es decir, aquello que identifica a algo como tal y lo diferencia de lo demás. Así pues, la sustancia es la definición propia y fundamental del objeto. Es lo que permanece constante e inalterado a pesar de los cambios que pueda padecer ese objeto. A partir de Aristóteles y hasta el empirismo, la sustancia se identificará con la esencia necesaria de las cosas, es decir como aquello que no puede ser de otra forma.
*Los accidentes son aquellas características de los objetos que no son fundamentales para la configuración del objeto. Son rasgos que no son necesarios para definir el objeto y que desaparecen en los cambios que sufren esos objetos. Son, por ello, contingentes, es decir puede ser o no ser.
2.1.4. Las causas del devenir.
De la misma manera que hay que prestar atención al concepto de “ser” hay que hacerlo con la idea de que los objetos no son realidades eternas, estáticas e inamovibles, sino que sufren cambios. Para explicarlo, los presocráticos apuntaron distintos principios (amor y odio según Empédocles; el Nous para Anaxágoras…) y Aristóteles ideó la teoría de las cuatro causas:
*La causa material es de lo que está hecho el objeto, la madera, el plástico….
*La causa formal es la que da forma a la materia: la mesa donde estás trabajando, el plástico de tu bolígrafo….
*La causa eficiente es el agente que da forma a la materia: el carpintero que hizo la mesa….
*La causa final es el destino que se le da al objeto: en la mesa el trabajar y en el bolígrafo escribir, por ejemplo.
De estas cuatro causas, la material y la formal son intrínsecas a las cosas mientras que la final y la eficiente son extrínsecas a ellas.
2.2. Los principios de la realidad: teología.
La idea acerca de los “primeros principios del ser”, nos lleva, según Aristóteles, al estudio de la sustancia eterna, inmóvil y separada, es de ir, al concepto de Dios. Así, la teología es vista como identificación y culminación de la metafísica. No hay en esta noción una perspectiva de carácter manifiestamente religioso.
Cabe indicar que por religión se entiende la creencia en una garantía sobrenatural ofrecida a los seres humanos para su salvación a través de unos determinados ritos. Desde este punto de vista, se puede hablar de religión sin Dios (como en el budismo primitivo) o de Dios sin religiosidad (como en este caso).
Con respecto a la cuestión de la existencia de Dios se han propuesto dos tipos de demostraciones, desde la filosofía:
*Argumentación cosmológica. Pretende argumentar la existencia de Dios partiendo de la existencia del mundo y de los sucesos que suceden en él. Se basa en el principio de causalidad para llegar a concluir que tiene que haber una causa primera, incausada y perfecta, que se identifica con Dios. Aristóteles ya había usado este tipo de argumentación y, posteriormente, Tomás de Aquino, Leibniz, Descartes.
*Argumentación ontológica. Se basa en el ser o la esencia de Dios. El primer argumento de este tipo se lo debemos a Anselmo de Canterbury (1033-1109), aunque también lo usaron Descartes y Hegel. Toma como punto de partida que Dios es un ser perfectísimo, tanto que no le puede faltar ninguna cualidad que lo haga más perfecto. Por ello, tiene que existir, pues en caso contrario le faltaría la cualidad de la existencia y no sería, por ello, absolutamente perfecto.
Otro problema derivado de Dios es el de la existencia del mal. ¿Cómo es posible que, siendo Dios bondad infinita, exista mal en el mundo? Para responder a esta pregunta, Leibniz negó la objetividad del mal. Lo que percibimos como malo se debe solo a una valoración deficiente por nuestra parte. Todo mal es subjetivo, es decir, es malo para quien lo percibe, pero necesario para la obtención de un bien mayor. Por eso Leibniz defendía que vivimos en el mejor de los mundos posibles, esto es, aquel en el que existe menor cantidad de mal y mayor cantidad de bien. Entre los infinitos mundos que podría haber creado, este en el que vivimos es el que, comparativamente, incluye menos cantidad de mal. La metafísica de Leibniz ha sido calificada por ello de “optimista”.
- LOS TIPOS DE METAFÍSICA.
3.1. Según la entidad que constituye la realidad.
3.1.1. Espiritualismo.
Expresa la primacía de lo espiritual sobre lo material o sobre lo psíquico. A la hora de definir lo espiritual nos encontramos con tres acepciones básicas: lo pura y simplemente inmaterial, lo psíquico en general y una realidad superior inmaterial, de la cual todas las demás son meras manifestaciones. La expresión primigenia de este tipo de metafísica es la filosofía platónica.
Si pretendemos definir espíritu, nos encontramos también con diversas significaciones:
*Como actitud o disposición (por ejemplo cuando hablamos de “espíritu deportivo”).
*Como sustancia incorpórea (ángeles, demonios o almas de difuntos).
*Como “soplo vivificador” (procede del vocablo pneuma, que significa “soplo”, “aliento”).
*Como entendimiento o “alma racional”, en un sentido más estrictamente filosófico.
Así, espíritu es sinónimo de sustancia pensante, de conciencia, de intelecto o de razón. Se opone básicamente a la materia, pero también al ámbito del alma cuando este se refiere a las tendencias instintivas, mientras que el espíritu es la expresión de la actividad intelectual del ser humano.
3.1.2. Materialismo.
Para los materialismos (porque hay más de uno) la idea básica es que la única causa de la realidad es la materia. Pero el término “materia” ha cambiado en la historia:
*Para Platón y Aristóteles significa la receptividad o pasividad sobre la que se implanta la forma (o principio activo) para dar origen a las cosas. Es, por así decirlo, la madre de todas las cosas.
*Según Aristóteles, puede ser vista como potencialidad. Ya no solo como mera pasividad, porque en las cosas naturales tendrá en sí misma el principio de su génesis.
*Los atomistas la asociarán (en la idea del átomo) con la extensión.
*Como fuerza y actividad como en el caso de Leibniz y Newton.
3.2. Según el número de entidades que constituyen la realidad.
Para el monismo la realidad es una.
Los dualistas parten de la creencia en la existencia de dos realidades, materia y espíritu (dualismo ontológico), de dos tipos de elementos que componen la realidad humana, cuerpo y alma (dualismo antropológico), o de dos modos de conocer la verdad, sentidos y razón (dualismo epistemológico).
El pluralismo es la doctrina que admite una pluralidad de sustancias. La expresión más típica de esta posición viene representada por algunos de los filósofos presocráticos que procuran superar el conflicto entre el ser de Parménides y el devenir de Heráclito. A tal fin se divide el ser de Parménides en cierto número de “seres” y se sostiene que el cambio es una combinación de elementos. De ese modo aparecen las filosofías de Empédocles, de Anaxágoras y de los atomistas.
3.3. Según la relación de la entidad (constitutiva) con la conciencia humana.
3.3.1. Realismo.
El realismo es:
*Una actitud que dice atenerse a los hechos “tal como son”, suponiendo que no se les sobrepone ninguna interpretación teórica ni ningún interés personal que pueda falsearlos. Se considera así que existen “hechos positivos”, al margen de cualquier hipótesis o teoría.
*Desde el punto de vista de la filosofía de la ciencia, es la posición que considera que las teorías científicas pueden alcanzar y definir la verdadera realidad. Se opone al instrumentalismo, que defiende que las teorías científicas no representan fielmente la realidad, tan solo pueden aspirar a ser herramientas para avanzar en el conocimiento o para realizar predicciones.
*Postura adoptada en la filosofía medieval que defiende el carácter real de los universales. Una postura no tan extrema es el realismo moderado, que consideraba que la existencia real de los universales estaba en la mente, en los conceptos.
Expliquemos el problema de los universales un poco. Hablando en términos generales se puede decir que “universal” se opone a “particular” como lo abstracto a lo concreto. Por eso los universales se conciben como entidades abstractas, en oposición a los particulares, entidades concretas y singulares. Así, si digo, “Antonio es hombre”, Antonio sería el particular, concreto, individuo, y “hombre” el universal, abstracto.
En esta misma línea, captar el concepto, captar la idea, la esencia de una cosa, sería captar el universal de la realidad concreta.
En el enunciado anterior “Antonio es hombre”, “hombre”, aplicado a Antonio significa que el individuo se realiza en la idea, la esencia (aquello que hace que algo sea lo que es y no otra cosa), “el universal esencia-hombre”. Esta esencia-universal se aplica a Antonio de la misma manera que a Juan, a Guillermo o a Marta.
De aquí la definición clásica de lo universal en la filosofía escolástica (de la que partirá también Ockam, aunque la criticará y modificará substancialmente). Universal es “aquello que se predica como común a todos y de cada uno (de los individuos de una totalidad, bien sea esta de ámbito absoluto, como por ejemplo el ser, o de ámbito más reducido, como el hombre, el animal, etc.).
A diferencia de lo general, lo universal se refiere a una cosa muy definida y precisa que no puede faltar de ninguna manera en todos y cada uno de los individuos en la totalidad expresada por el concepto.
Como problema, ha preocupado a la Metafísica y en especial a una parte de ella: “ontología” (estudio o tratado del ser y la realidad). La cuestión era determinar qué clase de seres, de entidades, son los universales, qué realidad tienen, cuál es su forma peculiar de existencia. Por eso decimos que es un problema fundamentalmente ontológico, pero ha tenido y tiene importantes consecuencias para la lógica, la teoría del conocimiento y la teología (como es el caso de la filosofía escolástica).
Los orígenes de este problema hay que buscarlos ya en Platón, en su teoría de las ideas, aunque es en la Edad Media donde tuvo una mayor fuerza y vigencia, hasta tal punto que se puede afirmar que toda la metafísica de esta época tiene su raíz en la solución dada a este problema y que la crítica y el desmonte que Ockam hace de la Metafísica anterior arranca de la innovadora dirección que este filósofo da a la cuestión de los universales.
Platón habla de dos mundos: el mundo de las cosas y el mundo de las ideas. La existencia de éste es previa y anterior, de tal manera que aquel existe gracias a éste; las cosas (lo particular), son reflejo de las ideas (lo universal). La idea de belleza, de bien, de justicia, de hombre, de animal, existe como tal en ese mundo de ideas; los individuos, los seres particulares realizan estas ideas, son copias imperfectas de ellas. La existencia de aquellas es condición metafísica para que estas puedan existir. Esta forma de concebir la realidad es la base y el origen del llamado realismo exagerado, una de las soluciones adoptadas para el problema de los universales. La razón de llamarlo así es clara: se debe a que según esta posición los universales existen realmente incluso con una realidad mayor que las entidades concretas, puesto que éstas son copias imperfectas de aquéllas (de hecho Platón afirmaba que el mundo de las cosas era falso, mientras que el mundo ideal es verdadero).
Aristóteles introduce un nuevo concepto de realidad. Critica la concepción platónica de las ideas afirmando que el verdadero ser, la auténtica existencia, se encuentra no en lo universal, sino en lo individual. El ser concreto, las cosas, son los auténticos seres reales. ¿Qué ha pasado con el universal? Pues que según él, forma parte inmanente de los seres, constituye la esencia (aquello que hace que la cosa concreta sea lo que es) y es captable por el entendimiento. En el ejemplo anterior, lo que existe realmente es Antonio; pero cuando pregunto por Antonio digo que Antonio es hombre. Es decir, recurro a lo general para entender lo particular; esto lo captan los sentidos, aquello, a parir de los datos de los sentidos, lo capta el entendimiento: captar el universal es la posibilidad y tarea propia del entendimiento como resultado de un proceso cognoscitivo, la abstracción. Este es el origen y la base de otra corriente de solución: realismo moderado: los universales existen, pero no separados de los individuos, sino en cuanto formas configuradoras del ser de las cosas (formas substanciales); tienen pues su fundamento en las cosas, existen en las cosas como inmanentes a ellas aunque no identificados con cada una, sino con la esencia común a todos los seres de la misma especie.
Esta solución será la adoptada por Santo Tomás, apoyándose en Aristóteles.
El nominalismo quiere ser consecuente con la prioridad dada ya desde Aristóteles al individuo, al objeto singular. Sostiene que los llamados universales son nombre sin ninguna realidad extramental. La realidad, lo que existe, es el dominio exclusivo de los individuos singulares, los universales solo existirían en las palabras.
3.3.2. Idealismo.
En primer lugar, podemos entender como idealismo metafísico la teoría platónica de las Ideas, en la cual se afirma el carácter espiritual de la verdadera realidad.
No obstante, la significación más extendida de idealismo se expresa en su vertiente epistemológica. Desde ese punto de vista, y en palabras de C. Wolff, se denomina idealistas “a los que admiten que los cuerpos tienen solo una existencia ideal (mental) en nuestras almas y, por tanto, niegan la existencia real de los cuerpos mismos y del mundo”. Esta perspectiva deriva del giro filosófico provocado en la filosofía moderna. Frente a la concepción antigua y medieval, que situaba al objeto como centro y punto de partida de la reflexión filosófica, con Descartes la base filosófica se situará en el sujeto. A este cambio de perspectiva lo denominará Kant “giro copernicano”.
Contra esta perspectiva idealista (y contra la metafísica entendida desde un punto de vista espiritualista), el marxismo adoptó una postura radical, al considerar que la metafísica es el resultado de un erróneo procedimiento explicativo de la realidad y que debe ser superada por una concepción más científica, a saber, el materialismo dialéctico (según el cual la realidad se construye a partir del dinamismo dialéctico de la materia). Además, la metafísica es un producto ideológico, que deforma la realidad y encubre los intereses de la burguesía en detrimento del proletariado.
3.4. Según la prioridad de la entidad constitutiva de la realidad.
3.4.1. Esencialismo.
Entendemos por esencialismo a la doctrina introducida y defendida por Aristóteles según la cual la investigación científica debe penetrar hasta la esencia de las cosas para explicarlas. Según esto, se deduce que las doctrinas esencialistas sostienen que hay propiedades esenciales de las cosas y, por tanto, definiciones esenciales. En este sentido, se emparenta con las filosofías realistas.
También se aplica este término a las doctrinas filosóficas que defienden, desde el punto de vista ontológico, la prioridad de la esencia con respecto a la existencia. Por ello, al esencialismo se le oponen fundamentalmente las posturas historicistas y las existencialistas.
3.4.2. Existencialismo.
En sentido genérico, existencialista es toda doctrina filosófica que establece el primado de la existencia sobre la esencia, entendiendo por existencia aquello que en realidad es o subsiste, es decir, una existencia de hecho. También se ha especificado y restringido el término existencia al modo de ser humano en el mundo. Por ello se denomina existencialismo a la filosofía que tiene como enfoque y perspectiva central ese modo de abordar la realidad humana.
Esta actitud existencialista nace con S. Kierkegaard, quien defenderá el valor de la existencia humana, concreta e individual frente al idealismo absoluto de Hegel.
- ACTIVIDADES.
4.1. Trabaja un mapa conceptual a partir de los siguientes términos:
Metafísica, actitud, capacidad de abstracción, apariencia/realidad, ser/devenir, saber, ser causas, principios, sustancia/accidentes, primera causa(Dios), espiritualismo, materialismo, realismo, idealismo, monismo, dualismo, pluralismo, esencialismo, existencialismo.
4.2. Define: ser, realidad, metafísica, materia, espíritu, dualidad, multiplicidad, devenir, necesidad, contingencia, trascendencia, abstracción, materialismo, espiritualismo, existencialismo, esencialismo.
4.3.” Hay una ciencia que estudia el ser en tanto que ser y los accidentes propios del ser. Esta ciencia es diferente de todas las ciencias particulares, porque ninguna de ellas estudia en general el ser en tanto que ser. Estas ciencias sólo tratan del ser desde cierto punto de vista, y sólo desde este punto de vista estudian sus accidentes; en este caso están las ciencias matemáticas. Pero puesto que indagamos los principios, las causas más elevadas, es evidente que estos principios deben de tener una naturaleza propia. Por tanto, si los que han indagado los elementos de los seres buscaban estos principios, debían necesariamente estudiar en tanto que seres. Por esta razón debemos nosotros también estudiar las causas primeras del ser en tanto que ser.”
¿De quién crees que es este texto? ¿Por qué? ¿Qué dice?
4.4. “Después de lo cual, hube de reflexionar que, puesto que yo dudaba, no era mi ser enteramente perfecto, pues veía claramente que hay más perfección en conocer que en dudar; y se me ocurrió entonces indagar por dónde había yo aprendido a pensar en algo más perfecto que yo; y conocí evidentemente que debía de ser por alguna naturaleza que fuese efectivamente más perfecta. En lo que se refiere a los pensamientos, que en mí estaban, de varias cosas exteriores a mí, como son el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros muchos, no me preocupaba mucho el saber de dónde procedían, porque, no viendo en estos pensamientos nada que me pareciese hacerlos superiores a mí, podía creer que, si eran verdaderos, eran unas dependencias de mi naturaleza, en cuanto que ésta posee alguna perfección, y si no lo eran, procedían de la nada, es decir, estaban en mí, porque hay defecto en mí. Pero no podía suceder otro tanto con la idea de un ser más perfecto que mi ser, pues era cosa manifiestamente imposible que la tal idea procediese de la nada; y como no hay la menor repugnancia en pensar que lo más perfecto sea consecuencia y dependencia de lo menos perfecto que en pensar que de nada provenga algo, no podía tampoco proceder de mí mismo; de suerte que sólo quedaba que hubiese sido puesta en mí por una naturaleza verdaderamente más perfecta que soy yo, y poseedora inclusive de todas las perfecciones de que yo pudiera tener idea; esto es, para explicarlo en una palabra, por Dios”
¿Qué opinas de esta demostración de la existencia de Dios? ¿Sabes quién es el autor de ella? ¿Por qué?
FUENTES.
(Ríos Pedraza F. Filosofía Bachillerato. Oxford Educación. Madrid. 2015.
AA.VV. Filosofía. Serie Reflexiona. Editorial Santillana. Madrid. 2015.
AA.VV. Filosofía. 1 bachillerato. Editorial SM. Madrid. 2015.
Prestel Alfonso C. Fil Filosofía. Editorial Vicens- Vives. 2015.
AA.VV. Filosofía. 1º Bachillerato. Editorial Mc Graw Hill. Madrid. 2019
Vicenta Llorca Darias)